HISTORIAL

29.4.09



ZARATE-TIGRE (último día, 12 de abril, por Jonatan)

Nos subimos al bote a las 6 de la mañana. Como le decía siempre a Tom, remamos todos los días de sol a sol.
Decidimos apurarnos y tomar unos mates una vez arriba del G16 para no perder tiempo en tierra. Esta vez sí que tenía ganas de remar; seguramente porque sabíamos que era el último tramo.
Estábamos muy contentos por habernos reencontrado con Nico y Adolfo.
Yo no paraba de reírme del hecho que me habia enterado: Athos, el tercer tripulante del E6 se había peleado con Nico ( a quien nosotros llamamos “el chavo”) en San Nicolás, y como consecuencia lo obligaron a bajarse allí. Obviamente le dieron un poco de plata para que se vuelva a BsAs. Tengo entendido, qué se peleó con alguien en el viaje a BsAs, de modo que se encontraron en San Rafael.
A todo esto, nos quedamos debajo del puente para tomar el desayuno. El paisaje era insólito: la neblina tapaba un poco el agua, y el puente Zarate brazo largo se imponía con suma vehemencia sobre el río.
Comentábamos los nombres de los buques, y los apodábamos a medida que pasaban.
Al estar debajo del puente, uno pierde un poco la noción de las distancias, sobre todo Tom: no pudo distinguir un pilar del puente de un barco. Su cara se puso totalmente pálida y sus últimas palabras habrían sido en español.
Ese evento nos despertó del todo y durante media hora no paramos de reírnos.
Una vez que nos alejábamos del puente nuestras conversaciones adquirieron un tinte diferente: El nihilismo existencialista Nietzcheniano, la muerte de dios y su relación con el sexo.
Tuvimos que cortar con nuestra conversación ya que vimos un reflejo en el agua, sospechando que eran palas.
Lamentablemente el chavo nos acosaba con sus palas hachas.



No tolerábamos la idea de que Nico y Adolfo nos alcancen, de modo que corrimos contra ellos durante hora y media.
La regata terminó por un problema biológico mío que no daré muchos detalles.
A todo esto nos habían alcanzado, de modo que decidimos seguir el viaje a la par.
En su bote faltaba una persona (Athos), y Tom fue el invitado a remar en el doble.
Luego nos fuimos turnado: me pasé yo varias veces, Nico se fue al nuestro, Adolfo etc.
Nuestros compañeros de “L´aviron” seguían viaje al lado nuestro para ese entonces.
Los dioses no estaban a nuestro favor: el sol era insoportable y el calor agobiante.
Una vez que llegamos al Caraguatá tuve otro “desperfecto técnico”.
Para ese entonces me sentía muy mal.
Seguramente estaba insolado.
Lo único que me hizo reir en las últimas 3 horas fue el comentario de Nico.
“Su bote es un desastre, parece un bote gitano”.
La mayor parte del viaje remaron Adolfo y Tom , ya que mi estado era tristísimo.
Nico a todo esto venía remando solo en el G16.
Recuerdo estar completamente desorientado al timonear por los ríos del Tigre luego de muchas horas de remo en el Paraná.
El único hecho interesante en este trayecto, fue ver la cara de Adolfo y Tom en el momento en que cuatro chicas nos saludaron.
Tenían una sonrisa de oreja a oreja, como la de un perro cuando ve a su amo.
Ahora sí que entiendo la expresión “cara de baboso”.


Una vez que llegamos al club nos esperaron Jorge , Mario, Cheche y Lucio en la rampa.
Nos felicitaron y respondimos a sus preguntas muy brevemente: hacía dos horas estábamos pensando en un plato de pastas. Una vez bañados, le pedimos a Miriam la comida. Apareció Chito para contarnos que conocía al entrenador del club de Rosario.
Le comentamos que nos había ido muy bien y que estábamos muy contentos.
Nos vino a saludar mucha gente y a felicitarnos, pero no recuerdo bien las caras, ya que estaba muy cansado.

Estoy sumamente agradecido por el viaje que compartí con Sergio, Roberto, Nico, Adolfo, Ana, Omar, Federico y Pancho y a Tom sobre todo, por haberme aguantado 4 dias.