HISTORIAL

29.4.09

San Pedro-Zárate (por Tom)

A la mañana nos levantamos con un buen ánimo y temprano. San Pedro es una linda ciudad pequeña, bastante próspera, con aires del pasado. A la noche paseamos un rato por el centro. entre procesiones, payasos, musicos tocando rock nacional y folclore. nosotros vestidos con nuestras mallas y pants y vestido en ropa fluorescente como para la marcha de orgullo gay, nos paramos en el kiosko y ante las miradas de los sanpedrinos pedimos agua y galletas. Y a dormir. El remo te deja pocas opciones nocturnas.




Fue grato despertar temprano y sacar el bote a la luz de los primeros rayos del sol, y salir del canal que lleva al club en búsqueda del canal de Varadero. Este acorta bastante el camino a Tigre pero es un canal monótono y rápidamente nos dimos cuenta que aquel día sábado no iba dar cuartel. Nos paramos una hora más tarde para tomar mate con Roberto y Sergio y a las diez el sol ya nos tostaba y hacía hervir el cerebro, con el agravante que el canal de Varadero no tiene ningún arbol que da sombra.



Los únicos que daban sombra eran los inevitables pesqueros que intelectualmente ya están mimetizados con los peces.
Uno se acerca a su línea invisible y no se mueven, ni emiten palabra alguna como uno diría en su lugar: "¡Cuidado muchachos!, tengo la línea de pesca".
Solo cuando ellos sienten que algo está jalando fuerte a su línea y se dan cuenta que somos nosotros y no un dorado, se les da para mover un brazo y abrir la boca en cármara lenta, emitiéndo un comunicado que empieza con: "Ché flaco,.."
La conclusión era que los pescadores -estratégicamente dispersados sobre la costa del pueblo Varadero- no dejaban de acercarnos a la costa para hacer una parada y comprar provisiones.

A la mañana habíamos salido casi sin agua - habíamos salido a la mañana con una sola botella comprada ayer y la otra la dejamos en el dormitorio. Pensé que jonatan la había llevado y el habría pensado lo mismo. O no había pensado nada. Porque como ya les dijo antes, Jonatan es austero y un firme opositor del consumismo.
Así que nos encontrabamos rápidamente en una situacón penosa:
Poca comida, mucho sol, poca agua y un río Varadero interminable. En algún punto nuestros compañeros pararon para refrescarse y nosotros seguimos de largo para llegar lo más rápido posible al Paraná.
Las conversaciones y los chistes no mejoraron. El chiste más memorable era que uno preguntaba al otro. "Ché papá, falta mucho para Tigre." oración a la cual el otro tenía que responder: "¡Calláte y seguí remando!"

Después de una parada debajo uno de los pocos sauces que daban sombra, donde nos sumergíamos en el agua, seguimos dándole sin tregua hasta llegar al final de este río maldito: De repente ante nosotros se desplegaba el poderoso Paraná con una brisa fresca que lo acompañaba. Eran las tres o cuatro de la tarde y estabamos felices. A la orilla derecha vimos un especie de recreo, y resultó ser un country, donde había una parejita joven nos llenó las botellas de agua con una onda bárbara (estaban en pleno aprieto y se fueron en su motocicleta al clubhouse) y luego seguimos con un buen ritmo por el Paraná, aprovechándo el caudal y la corriente que tiene este río.

A la altura de Lima vimos otro recreo y enredando y desenredandonos en sogas de nylon, finalmente llegamos a la orilla, esta vez decidido de comprar provisiones, o sea galletas, manzanas, barras de energía y el oro negro del capitalismo. Eramos una comercial de la Coca Cola, lo tomamos con más gusto que el osito polar o papa Noel.
Con las fuerzas renovadas, le seguimos dando duro y pasamos por la central nuclear Atucha - Jonatan no podía dejar de hacer comentarios desagradables como "Imagínate ahora que se explota y nos hacemos invisibles, pero a pesar de eso seguimos remando como si nada, dos esqueletos verdes con huesos transparentes, etc." y se reía a carcajadas. A veces Jonatan tienen un humor homérico (pero el de los Simpson).
Yo quería irme rápido de este lugar pero era como en estas pesadillas que te persiguen y tienes las piernas pesadas, así me sentía remando, encima viéndo la expresión mongólica en la cara de Jonatan que no dejaba de reírse con sus propias ocurrencias. Lo admito, él lo estaba pasando lo más bien y yo me sentía un viejo gruñon, que le ordenaba, ahora en serio, "¡Callate y seguí remando!"
Luego de Atucha ya pudimos ver algunas grandes buques y terminales de granos. Nos estabamos acercando a Zárate y a lo lejos se avisorabal el famoso puente. Por primera vez, de los tres botes, habíamos llegado primero, pero en el club equivocado aparentemente. (hay tres clubes en Zárate, uno al lado del otro) porque al bajar y preguntar por una amarra nos dijeron que este lugar solo era para lanchas.



Llegaron Sergio y Roberto a la playita y poco después el bote del Aviron, y encontramos al club de remo, donde otra vez nos recibieron con todos los honores (gracias a un buen trabajo previo del capitán del Aviron, en comunicación permanente con los presidentes de los clubes por donde pasábamos)
Para nuestra sorpresa encontramos al bote de Nicolás y Adolfo. Ellos habían llegado en la mañána a Zárate y se estaban quedando en algún hotel por el centro pero nos llamamos y nos reúnimos para la cena.
Ellos tenían una historia increíble, habían tenido que dejar el compañero herido en Ramallo y habían seguido los dos en un doble par con timonel, haciendo cambios y remando de noche. Llegaron vivos que ya era sorprendente y con una velocidad admirable. Pero el día después ibamos a salir todos los cuatro botes juntos. Fui a llenar la botellas con agua y salí a caminar con Adolfo y Nico al centro de Zárate para ir a tomar una ginebra. Total era la última noche. Cuando volví estaban todos los compañeros dormidos, unos en el galpón en sus bolsas de dormir, otros en una reposera cubierta por una frazada. Jonatan tirado en el piso, semi-desnudo. Lo vi con ternura, lo tapé dentro de lo posible y me retiré a la carpa.